En un reporte recientemente publicado por The Lancet sobre la salud y el cambio climático, trabajadores de Médicos Sin Fronteras señalaron que la emergencia climática está agravando numerosas crisis humanitarias en curso, con un fuerte impacto en la salud de las personas más vulnerables.
La organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras está prestando mucha atención al impacto que tendrá el cambio climático en los pacientes y en las actividades médicas humanitarias de emergencia. La organización ya está respondiendo a muchas de las crisis más drásticas del mundo (conflictos, desastres, enfermedades, desplazamientos). También está siendo testigo de las consecuencias y los impactos que el cambio climático y la degradación ambiental pueden tener en las personas más vulnerables.
En el nuevo informe 2021 de The Lancet Countdown sobre la salud y el cambio climático, los trabajadores humanitarios de Médicos Sin Fronteras en todo el mundo y de todas las disciplinas comparten sus experiencias sobre cómo el cambio climático probablemente ha exacerbado las crisis humanitarias y de salud. Estas experiencias resaltan cómo el cambio ambiental y los desastres inducidos por el clima han contribuido al aumento de la transmisión de enfermedades infecciosas como la malaria, el dengue y el cólera; el impacto de la escasez de agua y la inseguridad alimentaria en las tasas de desnutrición; los impactos de la exposición al calor que provocan deshidratación aguda; los impactos en la salud mental debido a eventos climáticos extremos.
“Los equipos de Médicos Sin Fronteras están compuestos por médicos humanitarios, no científicos especializados en el clima. Pero después de años de presenciar cómo el cambio climático probablemente ha exacerbado las crisis humanitarias y de salud en los múltiples contextos en los que trabajamos, nos vemos obligados a hablar sobre lo que vemos”, dijo Carol Devine, directora de Acción Humanitaria sobre Clima y Medio Ambiente para Médicos Sin Fronteras.
En los siguientes párrafos se refleja el impacto del cambio climático en el trabajo humanitario de Médicos Sin Fronteras en determinados países.
Cambio climático, inestabilidad y desnutrición en Somalia
Más de dos décadas de conflicto, inestabilidad política y condiciones climáticas extremas han potenciado una de las crisis humanitarias más prolongadas del mundo en Somalia. Las intensas y frecuentes inundaciones, las sequías y los enjambres de langostas del desierto se combinan para perturbar la seguridad alimentaria. También reducir la posibilidad de la población de generar ingresos. Esto ha aumentado la competencia de la población por los ya escasos recursos, exacerbando las tensiones existentes. Afectando aún más a las personas de por sí ya marginadas.
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El impacto más significativo del cambio climático se manifiesta en la desnutrición entre los niños. Si el cambio climático continúa según lo previsto, Médicos Sin Fronteras advierte que la disminución en la producción de alimentos y la reducción de la calidad nutricional de algunos cultivos de cereales pueden amenazar con aumentar el riesgo de desnutrición. Y los bebés suelen ser los más afectados.
En respuesta la organización lleva a cabo un programa en el sur de Somalia, cuyo objetivo es prevenir y abordar la desnutrición aguda durante la temporada de escasez a través de la vigilancia activa, la detección de casos y el tratamiento ambulatorio. En Gedo y las regiones del Bajo Juba, inició tres respuestas de emergencia para tratar a los niños con desnutrición aguda severa y abordar la escasez crítica de agua.
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“Más personas se movilizan en busca de comida y agua. Incluso cuando el riesgo de COVID-19 persiste y el brote de sarampión continúa sin cesar en Dhobley y Kismayu. Las comunidades de pastores también se ven afectadas porque han perdido ganado que, según los informes, ha muerto de sed debido a la escasez de agua”. Indica Mohamed Ahmed, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras en Jubaland.
Daños al sistema de salud por desastre climático en Honduras
A fines de 2020, cuando en un período muy corto de tiempo los huracanes Eta e Iota azotaron América Central, más de 120 centros de salud en Honduras resultaron dañados o destruidos. Algunos simplemente desaparecieron en el lodo. Dos millones de personas quedaron sin acceso o con un acceso limitado a la atención médica.
Sin embargo, incluso antes de las tormentas, el sistema de salud de Honduras había estado sometido a una tensión considerable. Los hospitales lucharon por brindar atención a los pacientes de COVID-19, mientras que un brote de dengue impulsado por mosquitos resistentes a los insecticidas se avecinaba como resultado de la mala implementación del control de plagas.
Para abordar esto, Médicos Sin Fronteras ha implementado medidas para reforzar el sistema de salud ante las amenazas relacionadas con el clima en Honduras. Estas incluyen actividades de control de plagas y un sistema de vigilancia de la fiebre del dengue para prevenir los brotes; que ejercen una presión adicional sobre el sistema de salud.
“Hemos dormido en el campo. Hemos soportado el hambre y las noches de insomnio. En el refugio Coatzacoalcos nos dijeron que estaba cerrado. Tengo miedo de quedarme en la calle porque nos puede pasar cualquier cosa. Tengo miedo de que me quiten a mi hijo. No duermo porque mientras mi hijo duerme, yo vigilo”. – Kimberly, una mujer hondureña que perdió su casa y posesiones en los huracanes, mientras migraba por México con familiares.
Impulsando la atención médica con energía solar en Baluchistán, Pakistán
En cuatro distritos de Baluchistán, Pakistán, MSF apoya instalaciones de salud que brindan atención a más de 12.000 mujeres embarazadas y aproximadamente 10.000 niños que sufren desnutrición cada año. Sin embargo, los frecuentes cortes de energía y el aumento de las temperaturas en verano dificultan el mantenimiento de una temperatura fresca para los pacientes, el personal sanitario y la conservación de los medicamentos. Este es un desafío dados los frecuentes cortes de energía y temperaturas que pueden alcanzar los 50 grados centígrados en el verano.
Para solucionar este problema, MSF ha instalado sistemas de paneles solares en las instalaciones que apoya en Dera Murad Jamali, Chaman y Kuchlak. Complementados con electricidad de la red o del generador, estos sistemas proporcionan energía ininterrumpida para iluminación, aire acondicionado y ventiladores, y bombeo y enfriamiento de agua. Al tiempo que evitan más de 50.000 kg de emisiones de carbono al año.
“Como médicos, nuestro trabajo no es sólo tratar a las personas, sino también prevenir que ocurran enfermedades en el futuro. No debemos crear problemas para el mañana mientras tratamos de resolver los problemas de salud de hoy”. – Dra. Monica Rull, directora médica de MSF.
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