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Por la defensa del mar: 25 años de lucha territorial en contra del ducto de Celco

La JGM recuerda la memoria histórica de 25 años de lucha territorial, protagonizada por el Comité de Defensa del Mar, el pueblo de Mehuin y las comunidades mapuche Lafkenches, en oposición a la instalación del ducto marino de la empresa Celco.

En junio de 1996 técnicos de la transnacional Celulosa Arauco y Constitución (Celco), ingresaron a la playa de Mehuin –región de Los Ríos- con la intención de comenzar las mediciones para el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de la construcción de un ducto que serviría para evacuar los desechos químicos de la Planta Valdivia (San José de la Mariquina), en la bahía de Maiquillahue y la playa de Mehuin.

Ante la duda de los residentes, la empresa en un principio mintió diciendo que se encontraban ahí para mejorar la infraestructura de la barra de la desembocadura del rio Lingue al mar.

Iniciando así la defensa por el territorio a través de la creación del Comité de Defensa del Mar que agrupa a distintas organizaciones sociales –pescadores, comerciantes, bomberos, juntas de vecinos, representantes de iglesias y la coordinadora de comunidades Lafkenches–, desde Corral, Mehuin, Queule y Toltén.

“En los 25 años de conflictos que hoy día tenemos creemos que valoramos el territorio en que vivimos por la biodiversidad que existe acá y también porque para nosotros los mapuches Lafkenches es fuente del conocimiento, de la cultura, de la espiritualidad, de la religiosidad y de la medicina”, aclara el Werkén de las comunidades Lafkenches, Boris Hualme Millanao.

El inicio: los primeros años de defensa

En julio de 1996, un mes después de la aparición de los técnicos de Celco en Mehuin, las comunidades Lafkenche y pescadores artesanales viajaron a Santiago para manifestar su rechazo a la directora de la Comisión Nacional de Medioambiente (Conama), Vivianne Blanlot, institución que aprobó la viabilidad ambiental del proyecto y la realización del EIA.

Una de las tácticas más efectivas para echar a Celco cada vez que intentaban realizar las mediciones era hacer vigilancia. Fue así como desde julio a noviembre de 1996  la empresa, en algunas ocasiones escoltados por la Armada de Chile, fueron expulsados de Mehuin constantemente.

Playa de Mehuin

Playa de Mehuin (Agencia Cinco/Christian Demarco)

La estrategia de las y los defensores consistía en impedir que la empresa realizara los estudios ambientales que le permitirían la instalación del ducto, a través de la vigilancia en mar y tierra, tanto de día como de noche.

Si bien, gran parte de la localidad de Mehuin estaba en contra de este proyecto, algunos aprobaban el ducto, este fue el caso de la Asociación de Dueños de Camiones de la Provincia de Valdivia que en 1996 inició una campaña de apoyo a la construcción de la planta en San José de la Mariquina, bajo el lema: “Sí al desarrollo sustentable, sí a la planta de celulosa”.

Debido a la fuerte resistencia de las comunidades Mapuche y el pueblo de Mehuin, los activistas comenzaron a sufrir un fuerte hostigamiento policial, político y empresarial. A lo que se suma la militarización del territorio con presencia de Carabineros y la Armada.

El hostigamiento, la represión y el daño psicológico fue muy fuerte. Había mucha presencia policial, y mucha militarización. Las autoridades políticas nos atacaban, al igual que los intendentes de la época.  Hablaban a favor de la empresa, es decir, ellos usaron todas las herramientas a su favor. Ellos militarizaban la zona y a los defensores nos resguardaban que no saliéramos a defender el mar”, comenta el Werkén.

El 12 de enero de 1998, 200 embarcaciones de Queule, Mehuin, Mississipi, Maiquillahue y Chanchan (1000 pescadores), y más de 1000 personas en tierra volvieron a expulsaron la embarcación y a los técnicos de Celco del mar. Esto tras las declaraciones del gerente del proyecto, Victor Renner Berry, quien por medio de una carta dirigida al intendente de la región afirmaba que no eran necesarias las certificaciones ambientales, porque se trataba de un “afluente no toxico y de rápida dilución”.

La insistencia de Celco provoca el desastre ecológico en el Rio Cruces

Debido a la gran defensa de la bahía Maiquillahue, Celco acuerda con el gobierno una nueva alternativa: descargar los residuos en el rio cruces donde también se incorporara un tratamiento terciario.

La planta inicia su funcionamiento en 2004, y durante ese mismo año se generó el desastre ecológico en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, con la muerte masiva de cisnes de cuello negro y otras especies protegidas por intoxicaciones con metales pesados, como el hierro y el aluminio.

El desastre fue tan monumental que de alrededor de 6.000 cisnes negros habituales en la zona, en 2005 según la Corporación Nacional de Forestal (Conaf) solo existían alrededor de 500.

Tras las movilizaciones a lo largo de todo el país, y especialmente en Valdivia, donde se exigía  el cierre definitivo de la planta de celulosa por los graves daños ambientales que estaba provocando en la zona, Celco cerró sus puertas por unos meses, para luego volver a funcionar impunemente.

Ante esta situación, y el regreso de las protestas y las afectaciones a los ecosistemas el presidente Ricardo Lagos, estipula que la decisión definitiva es expulsar los desechos al mar, dando termino al lanzamiento de los desechos en el río Tres Cruces.

Debido a esto, y la nueva arremetida de Celco para poder construir el ducto en la Bahía, es que las comunidades a través del Comité de Defensa por el Mar se organizaron nuevamente. Más fuertes que antes, y con su objetivo siempre claro: que no se construyera el ducto.

Werken Hualme: “No nos vamos a rendir y nuestra lucha será hasta las últimas consecuencias”

Tras la paralización de la planta de celulosa que originó el desastre ecológico en el río Cruces, Celco volcó su mirada nuevamente a la bahía Maiquillahue.

Una de las primeras acciones realizadas por el Comité fue el control territorial, tanto de día como de noche, en los distintos puntos de la localidad, donde lanchas y botes vigilaban la costa, y desde los cerros y cortes de ruta a mano de las mujeres organizadas.

Por lo que se reinicio el hostigamiento a las y los defensores a través del poder político-represivo, al igual que la militarización de la zona.

El 6 de septiembre de 2006, ocurre una gran batalla en contra del pueblo de Mehuin, donde Celco y la Armada de Chile trajo naves desde Puerto Montt, Valdivia, Talcahuano y Valparaiso para lograr realizar las mediciones para las evaluaciones ambientales. Si bien, en el enfrentamiento hubo heridos desde ambos bandos, finalmente tanto Celco como la Armada se retiraron sin lograr su cometido.

Nosotros nos defendimos y ellos nos atacaron a balazos, la Armada de Chile nos atacó a balazos, hubieron heridos yo creo que de ambos lado. Esa batalla fue todo el día prácticamente. La empresa tenía a su disposición, dos barcos guanacos para hundir nuestras embarcaciones y una serie de recursos técnicos y materiales que el Estado dispuso a la empresa. Nosotros no nos quedamos tranquilos al ver que nos reprimían y nos defendíamos, ves que podíamos pegar un palo lo pegábamos y finalmente fueron expulsados ese día, el Estado de Chile, la empresa y la Armada fueron todos expulsados de la zona de estudio, no pudieron hacer nada”, recordó Hualme.

Celco, tras 11 años intentando realizar los estudios ambientales correspondientes para construir el ducto, y no lograrlo, en 2007 compró la voluntad de los sindicatos de pescadores y algunos lafkenche, a través de un acuerdo económico para que abandonaran la lucha y cooperaran con ellos.

“Fue un momento bien complicado porque estábamos peleando entre nosotros cuando la lucha era en contra de ellos. Muchos decimos que fue un momento necesario para que se limpie un poco la decencia y que queden los tienen que estar, con un verdadera defensa y sentido de pertenencia. Aunque Celco nos sigan sapeando con sus secuaces, nosotros no nos vamos a rendir y nuestra lucha será hasta las últimas consecuencias como hemos dicho”, aclaró el Werken.

Si bien, las y los defensores han recibido hostigamiento desde el inicio de esta lucha en 1996, a partir de 2008 la violencia en contra de los activistas comenzó de forma mas personalizada, instalando el temor y la división entre los propios integrantes de la organización, y además provocando a las comunidades Lafkenche para que se les pudiera aplicar la Ley Antiterrorista.

Hualme recuerda que Celco solía dejar vehículos para que posteriormente fueran incendiados por los Mapuche y así aplicar esta Ley. Sin embargo, en este contexto de lucha nunca se llegó a conseguir que se aplicara a algún mapuche.

La lucha continua: Los aspectos legales para seguir defendiendo y protegiendo

Más allá de la lucha en terreno con las guardias diurnas y nocturnas durante todos los días, el Comité también opto por proteger sus aguas y bloquear el avance de Celco recurriendo a herramientas jurídicas. Es así como protegieron el territorio con la Ley 19.253, de tierras indígenas; la Ley 20.249 o Ley Lafkenche, de espacios costeros marinos de pueblos originarios; la inscripción de derechos de aprovechamiento de aguas en la DGA; la Ley de Pesca y las áreas de manejo (5 millas marítimas) de la pesca artesanal; la Ley de Monumentos Nacionales y el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes.

A pesar de estos resguardos legales para que Celco no lograra instalarse en la Bahía, en 2010 presentó un “falso EIA” –como lo llama la organización- al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) porque nunca pudo realizar las mediciones en el área. Incluso, según denuncian en el proyecto se presentó la Participación Ciudadana como una Consulta Indígena, siendo estos procesos diferentes y obligatorios dentro de un EIA.

Si bien, el Corema de Los Ríos aprobó el proyecto, la empresa de celulosa no dispone de un espacio físico para poder instalarse debido al blindaje legal de mar y tierra que realizo el Comité, por ende, hasta hoy Celco no ha realizado obras en la playa de Mehuin.

Ante el poco favorecimiento dentro de las cortes judiciales del país las comunidades Lafkenche demandaron al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por vulnerar el derecho a la consulta indígena y por la violencia física, psicológica, simbólica e institucional que ha ejercido en contra de las comunidades. Actualmente, el Estado sigue sin responder y la Comisión no ha emitido una resolución para resolver el conflicto.

Para el Werkén la nula respuesta del Estado no es una sorpresa: “El Estado chileno nunca ha respondido al pueblo Mapuche y las veces que ha respondido ha sido con represión. Nosotros sabíamos que el Estado no iba a responder y si respondía iba hacer algo totalmente contrario a lo que nosotros estamos demandando, y quizás por eso prefirió callarse, no dijo nada, no ha dicho nada a la Comisión Interamericana, nunca respondió”.

Tras 25 años de lucha en contra de Celco, el Werkén señala que esta defensa ha sido un constante aprendizaje y fortalecimiento para el territorio: «Para nosotros es muy importante esta problemática, a pesar de que es un conflicto donde nos atacan, nos militarizan la zona, y a pesar de que  toda la institucionalidad no nos hayan creído ni nada. Pero para nosotros es muy importante porque con esto se fortalece la organización, la autoeducación, la autonomía, se aprende nuevas formas y tácticas de lucha. En el fondo este conflicto nos ha enseñado mucho también, y darnos cuenta de esa gran fortaleza que tenemos«.

Lee la declaración del Comité de Defensa por el Mar: “A 25 años del conflicto entre Celco y la Defensa del Mar: ¡Fuera forestales y celulosas de todos los territorios!”.

Fuente: Radio JGM, “No nos vamos a rendir”: 25 años de lucha en contra del ducto de Celco

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Carolina Maldonado Pinto

Estudiante de periodismo, Radio JGM. Escribir para defender y proteger.

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