PEQUEÑA PINCELADA
Sin tener un ojo agudo ni gran sapiencia en la composición de un trabajo cinematográfico, el ocio dominical me llevó a “La metamorfosis de los pájaros”. Película portuguesa estrenada ya en un lejano 2021 y en términos muy escuetos trata de Beatriz, Henrique, Jacinto y la familia. La responsable de está obra sublime es la directora Catarina Vasconcelos.
El filme va avanzando a través de fragmentos, emulando un hipocampo autobiográfico y fantástico. Los planos fijos crean un relato marcado de saltos emocionales que colindan con los objetos , la naturaleza viva y muerta y aquellos juegos que se rememoran con extrañeza. La linealidad va caducando y nos aleja del cine de Hollywood.
Encandilarse con esta película es un descanso para nuestras mentes , nos distancia de lo obvio y lo predecible. Nos seduce para inmiscuirnos en la tetras de una memoria familiar que resiste o simplemente se entrega a lo inefable. En esa atmósfera, las plantas y el paisaje frondoso son protagonistas, generan una conexión mundana y divina con los personajes. Como el anhelo de Jacinto de ser un pájaro o las cartas del padre desde la inmensidad del mar.
Otra virtud es que, en algunas escenas la chacona de la partita no.2 de Bach va envolviendo con solemnidad las acciones cotidianas y las refriegas internas de cada pariente. Creando un pasadizo entre la realidad tangible y la realidad onírica. Como un lamento a la muerte o quizá más cercano a ese término popular portugues la saudade.
La metamorfosis de las plantas es una película que nos invita a salir de nuestras limitaciones emocionales y racionales , para caer en un mundo silencioso e interno. Asimismo, quizás experimentes cierta incomodidad al ir dilucidando un árbol genealógico a retazos, mediante plumas de pavos y caballitos de mar.