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Seguridad alimentaria: el desafío de cara al coronavirus

Desde hace algún tiempo el concepto de seguridad alimentaria se ha hecho mucho más conocido en nuestro país. Esto se debe principalmente a la pandemia de COVID-19, ya que una de grandes preocupaciones de la población se ha volcado al abastecimiento de comida, pues las cadenas de distribución de alimentos se han visto interrumpidas por el aislamiento, lo que se ha incrementado con el reciente paro de camioneros. Pero ¿qué es lo que realmente se quiere decir cuando hablamos de seguridad o inseguridad alimentaria?

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “una persona sufre inseguridad alimentaria cuando no tiene acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias”. Con esto se quiere decir, que cuando se pone en riesgo la seguridad alimentaria, nos referimos a la reducción nutricional de los alimentos que consumimos, no necesariamente que no se tenga que comer. A su vez, nos enfrentamos con una problemática histórica en nuestro país, que es la desigualdad social, pues quienes cuentan con menos ingresos prefieren alimentos más económicos y ricos en carbohidratos, para así cubrir sus requerimientos energéticos, pero no así, los nutricionales. Esto mismo se ve reflejado en las cifras que entregan, por ejemplo, desde Fundación Sol, las que señalan que un tercio de los y las chilenas no tiene ingresos suficientes para superar la pobreza y un 54,3% de los y las trabajadoras gana menos de $350.000 líquidos.

Esta crisis sanitaria, no ha hecho más que evidenciar problemas estructurales que ya habían en nuestra sociedad. Los sistemas agroalimentarios en Chile se caracterizan por la explotación del ser humano, el avasallamiento de culturas y el deterioro del medio ambiente. Es por ello, que se necesitan medidas de mediano y largo plazo hacia sistemas agroalimentarios más sustentables, es decir, que sean competitivos, inclusivos y resilientes ante el contexto y los diversos escenarios críticos, como la pandemia que estamos viviendo actualmente, para así asegurar la llegada de alimentos saludables a todas las personas en el territorio nacional.

Una de las grandes soluciones es promover el consumo local, a través de cadenas cortas de comercialización. Con esto se quiere decir que lo que se produce en un lugar sea consumido en esa zona, generando más cercanía entre agricultores y consumidores finales y que a su vez se pueda conocer la demanda que es propia de esa población, con lo que se genera una oferta de alimentos que asegura su abastecimiento, independiente de las interrupciones que se puedan generar en la cadena logística.

 

Tamara Faúndez,
Gerente de operaciones y Desarrollo Sustentable
Campochange.

 

 
 
 
 
 
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