A casi diez años del asesinato de Berta y un año desde la desaparición de Julia, su lucha adquiere visibilidad internacional en momentos en que la violencia contra defensoras ambientales alcanza índices alarmantes.
En el marco de la Cumbre de los Pueblos, celebrada paralelamente a la COP30 en Belém, Brasil, los defensores de los derechos humanos y el medio ambiente continúan alzando sus voces contra la impunidad y la violencia que enfrentan los pueblos indígenas y los líderes ambientales en América Latina.

En un punto de prensa previo a la Marcha por el Clima, convocada por la Cumbre de los Pueblos, en la ciudad de Belém, Pablo San Martín Chuñil y Bertha Zúñiga Cáceres, hijos de Julia Chuñil y Berta Cáceres, demandaron justicia para los pueblos indígenas y para ambas defensoras. El 2 de marzo de 2026 se cumplirán diez años desde el asesinato de Berta Cáceres, activista indígena hondureña y una de las voces más firmes en la defensa de los derechos del pueblo indígena lenca en Honduras y El Salvador. Su lucha se centró en la oposición al proyecto de la represa hidroeléctrica Agua Zarca en el río Gualcarque, considerado sagrado por su comunidad, el cual implicaba afectaciones ambientales y al suministro de agua y alimentos.
“Estamos aquí para traer las demandas de los pueblos originarios, quienes no solo sufren las consecuencias del extractivismo, sino también las nuevas formas de privatización de la naturaleza. Hoy nos encontramos para exigir justicia para los pueblos, la aparición de nuestra compañera Julia Chuñil y justicia para nuestra madre, nuestra compañera, Berta Cáceres”, dijo Bertha Zúñiga Cáceres, desde Belém.

A su vez, Pablo San Martín Chuñil visibilizó la desaparición de su madre, Julia Chuñil, líder mapuche, presidenta de la comunidad Putreguel y defensora del medio ambiente, quien fue vista por última vez el 8 de noviembre de 2024 en la región de Los Ríos, al sur de Chile, donde luchaba por la defensa del bosque de Máfil y habitaba una recuperación de tierras desde hace 10 años. Pablo denunció públicamente la impunidad que rodea la desaparición de su madre.
Su presencia en la Cumbre es parte de una estrategia más amplia: Pablo ha recorrido diversas ciudades para denunciar lo que su familia considera una imputación insuficiente del principal sospechoso y un sistema de justicia que hasta ahora no ha garantizado la verdad ni la reparación.
“Desde el 8 de noviembre de 2024 tenemos desaparecida a nuestra madre. Esto nos ha llevado a recorrer el país por completo para difundir el tema de mi madre y ahora estamos aquí en Brasil también difundiendo. Estamos en Belém para que sepa la gente el tipo de injusticia que nos están haciendo en Chile, que se difunda a nivel internacional y no se culpe a personas inocentes de la desaparición de nuestra madre. Ahora el principal sospechoso pasó a ser imputado, esperemos que sea bien investigado porque para nosotros es el principal sospechoso de la desaparición de nuestra madre” – Pablo San Martín Chuñil
Y es la impunidad la que ha cruzado lamentablemente ambos casos: “Como personas afectadas por el saqueo y explotación, solidarizamos profundamente con el caso de la compañera Julia Chuñil donde ella sigue desaparecida hace mucho tiempo y donde no ha habido, como también nos pasó en el caso de mi mami, una investigación correcta y adecuada que pueda dar con su paradero y que también responsabilice a las personas que tienen que ver con esos intereses que saquean a los pueblos”.
Las reivindicaciones de la familia de Cáceres y Chuñil emergen en un momento crítico según datos recientes de Global Witness, organización que ha invitado a Belém a Pablo San Martín. Su reporte anual Roots of Resistance revela que al menos 146 defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados o desaparecieron en 2024, y que 82 % de estos casos ocurrieron en América Latina. De acuerdo con el informe, desde 2012 hasta 2024 se han documentado al menos 2.253 asesinatos y desapariciones de personas defensoras en todo el mundo.



