Acompañamos los ecos de cambio del ecologismo que levanta una alternativa al sistema patriarcal y capitalista. El Movimiento por el Agua y los Territorios, junto a la Marcha Mundial de Mujeres y el Colectivo VientoSur hizo el llamado, que fue atendido por decenas de personas que este 8M desde la Alameda de la capital gritaron: Resistencia feminista contra la violencia extractivista.
Cada 8M las mujeres y disidencias buscan diversas formas de conmocionar el espacio público y nuestros corazones. En una jornada artística el feminismo anti extractivista se convocó frente al centro cultural Gabriela Mistral para poner la resistencia al centro de las consignas.
“La acción fue realizada para visibilizar la forma en que la violencia extractivista impacta la vida y los cuerpos de mujeres, niñeces y disidencias”, cuenta Francisca Fernández, quien desde el amor condujo la actividad y desde hace años está a cargo de conducir espacios en pro de la vida. “Cuando hablamos del extractivismo hablamos del agronegocio, del modelo forestal, de la megaminería, la salmonicultura. Pero también hablamos de las falsas soluciones: los complejos eólicos, fotovoltaicos, la explotación del hidrógeno verde, del litio y a su vez todo lo que es despojo territorial urbano, la presión inmobiliaria y los basurales urbanos”, continúa, dejándonos claro un punto que no se debe olvidar:
No todas las mujeres vivimos la violencia extractivista de la misma forma.
“Las mujeres de pueblos originarios bajo la militarización del Wallmapu, las mujeres afro, las mujeres migrantes, muchas ocupando hoy el rol de ser temporera en condiciones absolutamente precarizadas e infrahumanas. Además de perseguidas y criminalizadas por ser migrantes. Las compañeras afrodescendientes invisibilizadas históricamente por el Estado chileno, así como las campesinas, las mujeres de sectores populares, las disidencias y las niñeces”, problematiza Francisca.
Al mismo tiempo, el visibilizar el racismo ambiental estuvo también al centro de la intervención, donde se vinculó la construcción de proyectos extractivos en territorios con pueblos afrodescendientes. “Racismo ambiental decimos. Es que no sólo el extractivismo se levanta donde hay cuerpos feminizados, sino donde hay pueblos negros y comunidades originarias. Por eso para nosotras la lucha feminista anti extractivista tiene que ser profundamente anti racista o no será“, puntualiza.
Paola Palacios, activista anti racista trae consigo la herencia afrodescendiente a la intervención, donde planteó que ha estado defendiendo el derecho a caminar libres en las calles de este país:
“En este momento específico de la historia política de este país la derecha y la izquierda se están dando la mano en el racismo y la xenofobia. Ahí se encuentran. Nos odian todos por igual. Somos una carga para el Estados, quienes no tienen derecho a hablar, las delincuentes, las prostitutas. Las migrantes somos las causantes parece que de todos los males que aquejan a este país”.
Fotografías Fresia Ramírez – TomateRojo.cl
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Cap. 5 de Tómate una entrevista: Palestina, territorio en resistencia
