Así como lo lees, 209 años de Teletón pudieran ser costeados tan solo si los impuestos de los superricos fueran debidamente, como lo hace la clase trabajadora, pagados.
Juan Apablaza Gallardo, en un dossier de Justicia Fiscal publicado por Le Monde Diplomatique en 2020, nos contextualiza. En Chile, la evasión y elusión de impuestos, la escasa fiscalización, la exportación de capitales, especulación financiera, ocultamiento de fortuna en paraísos fiscales, falta de atribuciones del SII, legislaciones laxas son algunos de los mecanismos que usan los ricos y los superricos para aumentar sus patrimonios.
En los últimos 40 años la evasión y elusión tributaria de los superricos ha sido el motivo por el cual la tan anhelada justicia social sigue de vacaciones en lo que llaman “Paraíso Fiscal”.
En el texto se detalla: “El impuesto por el dinero fugado hacia paraísos fiscales, por estos grupos económicos como flujos ilícitos habrían servido como por ejemplo para:
- Entregar educación gratuita y de calidad a los sectores de menores ingresos.
- Entregar 485.00 becas para la educación superior
- Aumentar la pensión asistencial de $110.000 a $1.00.000
- Construir 17 Hospitales públicos incluidos médicos e insumos
- Financiar 60 años de Teletón
La evasión acusada por el Banco Central contra estos grupos no tiene un cálculo oficial, sin embargo, la evasión en Renta suma alrededor de 8.370 millones de dólares anuales, suponiendo aceptable una evasión de 13 puntos que servirían para:
- Entregar 1.5000.000 becas para la educación superior
- Aumentar la pensión asistencial de $11.000 a $1.000.000
- Construir 49 Hospitales públicos incluidos médicos e insumos
- Financiar 209 años de Teletón.”
Duele dar cuenta de lo anterior, más aún cuando las querellas contra algunos poderosos por dolo, con el caso Carlos Heller reporteado por CIPER no llegan, o Cambios de criterio que no se ajustan a la norma como el “perdonazo” a Penta, o el caso del Proyecto Pascua Lama y los 442 millones de dólares que se les otorgó a esa empresa como beneficio ad-portas del cierre total del proyecto por orden judicial; o el ser testigos que incluso la quinta mayor fortuna de Chile, en manos de Sebastián Piñera, al día de hoy no puede explicar los dineros que distribuyó a sus hijos a través de empresas en paraísos fiscales, llamados por los organismos internacionales “guaridas fiscales”.
Pero no caigamos en el caos, el país se sostiene a pesar de todo el dinero fugado, evadido, coludido, eludido, corrompido. En Chile, Según los datos publicados en la página del SII, la recaudación neta corre por cuenta de los trabajadores con contrato de trabajo, honorarios hasta un límite, por concepto de renta; y, por otra parte, el IVA que lo pagamos todos los chilenos/as sin distinguir patrimonio, es decir, una persona que gana $200.000 y otra que gana 3.0000.000 pagan la misma cantidad de IVA si cada una compra un kilo de pan.
¡Ah! Entonces por eso no quieren modificar el IVA. Porque ahí si que la economía se va a las pailas. No habría caja para pagarle a los Jueces de los Perdonazos ni a los profes de Ética, a los cuales les cuestionaría ampliamente su ética. No habría plata para pagar las hojas de oficio ni la tinta de la impresora del discurso elaborado por Piñera y cia. Respecto a su conflicto de interés evidenciado en los Pandora papers. No habría dinero para pagarle a los Senadores que desestimaron la acusación Constitucional. No habría plata para pagarle al gendarme para cuando Piñera esté preso.
Bueno, de todas maneras, la Teletón, muestra ejemplificadora del filantrocapitalismo, sigue funcionando y con una importante misión.
Me pregunto ¿sabrán los y las trabajadoras de Teletón que sus impuestos cubren los gastos que sostienen este Estado Chileno mientras los dueños de las empresas tan benefactoras dejan a la Teletón en 209 años de incertidumbre de si el último cómputo cubre la meta?
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