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Hernán Flores: La Naturaleza, un privilegio, no un derecho

Hernán Flores, ingeniero y educador ambiental, escribe para la sección Voces en la Lucha, de TomateRojo.cl. El tema es la Naturaleza, un privilegio, no un derecho.

Derechos de la Naturaleza
Derechos de la Naturaleza. Columna de Hernán Flores.

El pasado 04 de septiembre, más de 13 millones de chilenas y chilenos, hicieron valer su derecho a sufragar, un Derecho Humano y establecido en la Constitución. Ese mismo día, se puede establecer que también ha sido el día de mayor movilidad humana del último tiempo en Chile, generando grandes cantidades de contaminación por dióxido de carbono, consumo de agua, generación de residuos, entre otros, siendo el medio ambiente quien debe captar todos estos agentes contaminantes, asimilarlos y transformarlos.

Hernán Flores
Hernán Flores.

Muchas veces olvidamos que todas nuestras acciones tienen un efecto en la naturaleza, ya sea positivo o negativo, y creemos que somos los únicos habitantes en el planeta. Cada vez que hacemos un viaje a un lugar, ya sea la montaña, la playa, el campo, o una simple plaza, siempre buscamos un entorno natural, donde haya sombra, agua, un rico sol, árboles, y un sinfín de bondades que provienen de los distintos ecosistemas que visitamos, pero ¿somos realmente conscientes de nuestro actuar con la naturaleza? ¿Disfrutamos y compartimos con ella o solo nos movemos por escapar de un sistema gris, sin colores que día a día nos come el alma y descargamos nuestra rabia o molestia viajando a estos lugares y contaminando sin asco?

Byung Chul Han, en su libro “La Sociedad del Cansancio”, describe lo siguiente “Hemos pasado de infecciones en el organismo a infartos en el alma”. Volviéndonos una sociedad que solo sufre por este sistema, y que este sistema aísla ese padecer, limitándonos a ser seres que solo producen. En ese mismo libro, Han, expresa “Ahora uno se explota a sí mismo, y cree que se está realizando”. La explotación, como símbolo de la economía neoliberal, representa también la explotación y extracción del patrimonio y recursos naturales. Los mismos recursos que son sobre aprovechados para que las grandes fortunas del planeta y que los poderes políticos no son capaces de establecer leyes y protocolos de protección de forma total a la naturaleza, y los mismos “protocolos” o “acuerdos” que son creados, siempre terminan siendo vulnerados, con el fin de utilizar los ecosistemas como materia prima.

Y ahora, ese sistema, traspasa la culpa y la responsabilidad a las personas naturales, a través de distintas campañas de ahorro de energía, o de economía circular, y tal como personas conscientes, nos sumergimos en el mundo del “Capitalismo Verde” y nos engatusamos con lo atractivo de “cooperar” en la protección del Medio Ambiente, volviendo esto, una moda que se contagia, nos subimos a un tren que no tiene destino, solo nos llama la atención verlo pasar, y no queremos quedarnos abajo de participar, de hacernos parte de “lo verde”. Sin embargo, las empresas y los estados de los distintos países, sobre todo, los de los países desarrollados, siguen contaminando y destruyendo el mundo, como que no hubiera mañana, sin pensar en la futuras generaciones y desconociendo el Cambio Climático y dichas acciones, nos hacen caer en una vorágine y frustración, en forma de espiral, que se acentúa al ver que todos nuestros esfuerzos, parecieran esfumarse al ver el gigante globalista de contaminación en el mundo.

Nos alimentamos a través de las redes sociales, de las continuas luchas, campañas e iniciativas que se levantan para cuidar el planeta, llevadas a cabo por comunidades, organizaciones y un sinfín de personas articulando redes. Pero ante la ignorancia y la poca sensibilidad del mundo público privado por querer cambiar esta situación, dicha alimentación se acentúa tornándose de un sabor amargo, que nos lleva a un sentir, y ese sentir tiene nombre, “Ecoansiedad“, el cual es el temor de ver como se destruye el planeta a causa de una crisis natural global.

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La sumatoria de todos estos miedos, acompañado de la pandemia mundial del Covid-19, causó no solo en el mundo, también en Chile, una suerte de melancolía de esos lugares naturales que normalmente visitábamos, pero debido al confinamiento, la melancolía se transformo en un extrañar, y ese extrañar, en un valorar y proteger lo que nos rodea. Nos sumamos a la transformación ecológica, transformación que nunca llegó, ya que a medida que salíamos de nuestras casas y volvíamos a la “normalidad”, empezamos a frecuentar todos estos sitios naturales para recuperar de alguna forma “nuestro espíritu libre” y durante este periodo, una consiga, tomaba y tomaba fuerza desde las aristas ambientales del país “Una Constitución Ecológica”, era lo que se estaba instalando. Con ella, se quería proteger todos estos lugares, darle un marco de protección único en el mundo, para que no solo las actuales generaciones puedan disfrutar del medio ambiente, sino que también, las que vienen en camino.

Los lugares naturales, se empezaron a abarrotar de gente por la avalancha de personas, que necesitaban una bocanada de aire limpio. Toda esa consciencia verde, que se creó en el periodo de pandemia, fue desapareciendo lentamente, y los lugares naturales, que se vieron libres de contaminación, de a poco volvieron a ser esclavos de la basura humana. Papeles, cartones, latas de cerveza, inundan los hábitats ecológicos nuevamente, y así como se normaliza el salir ya de casa, se volvió a normalizar el contaminar y ensuciar.

Tomate Rojo Ecosistemas
La junta, comuna Cisnes, Hernán Lara. Columna de Hernán Flores.

Pero todos estos lugares, ahora se han transformado en un privilegio, ya que, para conocerlos y recorrerlos, se necesita de una gran cantidad de dinero, puesto que, en los tiempos actuales, todo es mucho más caro, pero ese no es problema principal. La medula se presenta en que, en Chile, tenemos de los ecosistemas más variados del mundo, y eso el chileno promedio no lo sabe, no lo sabe no porque no quiera, es porque la educación ambiental, está al debe en todo sentido, por ende, quienes conocen todos estos lugares, son los mismos de siempre, aquellos que tienen el dinero para recorrer y comprar, solo basta mencionar, que el tercer hotel más caro del mundo, se encuentra en Chile, y está en la reserva privada de Huilo-Huilo, Región de Los Ríos. No se necesita decir más.

Durante toda la historia del país y como nunca antes, estos lugares-privilegio, era posible poder protegerlos, darles un marco de seguridad y el derecho de que cada habitante del país pudiera conocerlos, sin límites y restricciones, todo a través de una Constitución Verde. Pero ya sabemos el resultado, sabemos quien gano, y quien perdió, aunque, en definitiva, no es el humano el que pierde, es la naturaleza, ya que ella queda relegada, abandonada, a la suerte de la olla, creyendo que los bosques se mantendrán verdes siempre para nosotros, que el agua fluirá en los ríos de forma eterna, y que las montañas y sus nieves no se derretirán. Y nuevamente, el vuelo del Cóndor será en lo más alto de Santiago y el Puma, invadirá los fundos agrícolas, de quienes menos quisieron proteger la naturaleza, pero tendrán el privilegio de disfrutar de aquello, ya que, para ellos, la Naturaleza, no es un derecho, es un privilegio, como todo en la vida.

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