En el 2015, en el contexto de la marcha mundial contra Monsanto, una serie de carteles y pancartas se tomaron la Alameda.“La semilla es vida”, “No a los transgénicos”, “Pueblo soberano”, eran parte de los mensajes que se adherían a la manifestación.
Ese mismo año la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba un estudio que clasificaba al glifosato, agente activo de Roundup -herbicida y producto estrella de Monsanto- como un componente probablemente cancerígeno.
Hace poco un estudio del The Enviromental Working Group (EWG) reveló que 45 productos de cereales contenían cantidades peligrosas del químico.
¿Pero qué es Monsanto?
Monsanto es una empresa transnacional, de origen estadounidense, dedicada principalmente a la producción y venta de herbicidas y semillas transgénicas.
En un principio era la compañía que le vendía la sacarina a Coca-Cola, luego pasó a ser el mayor fabricante de aspirina en el mundo y finalmente su rumbo cambió drásticamente.
El negocio de los transgénicos comenzó en 1994, con la hormona sintética del crecimiento bovino y bueno. Al año siguiente la empresa decidió emprender en el negocio de los transgénicos tolerantes al herbicida Roundup.
Semillas transgénicas
Las semillas transgénicas son organismos genéticamente modificados por medio de moderna ingeniería genética. Durante este proceso, se introducen genes de una o varias especies distintas a la original como bacterias, virus o incluso material genético perteneciente a otros animales.
Así, las plantas pueden soportar plagas, herbicidas o aguantar mejor las diversas condiciones climáticas. Este proceso lo solapan asegurando que “hacer rendir mejor la semilla” es un hito altruista para combatir el hambre mundial. Sin embargo, esto se desenmascara rápidamente por la toxicidad de estos cultivos.
Peligro para la naturaleza
La bandera activista levanta la consigna de que Monsanto es derechamente un peligro para la naturaleza. Esto se justifica parte principal actualmente por el uso de Roundup.
En Estados Unidos, la transnacional publicitaba el Roundup como “el primer herbicida biodegradable”. Sin embargo, en el mismo país, en el año 1996, Monsanto fue condenada por publicidad engañosa.
Años más tarde sería la misma OMS la que lo catalogara como “probablemente cancerígeno” y el hecho se volvería carne este año, con el juicio histórico que ganó el jardinero Dewayne Johnson.
Dewayne Johnson
Johnson aplicaba los herbicidas Roundup y Ranger Pro, de la compañía Monsanto, aproximadamente cada 12 días cuando trabajó como jardinero en 2012.
Dos años más tarde le diagnosticaron cáncer y recién en 2018 una jueza de San Francisco falló a su favor. Esta dictaminó que el glifosato sí representó un peligro sustancial. Sumado a que había pruebas claras de que la empresa había actuado con malicia y de manera represiva.
Por esta razón, la empresa deberá indemnizarlo con US$289 millones. Una cantidad irrisoria para la empresa.