Desde el primer día que empezamos como medio digital nos encontrábamos frente a una realidad de la que emergían constantemente conflictos socioambientales. Las cobertura de las consecuencias de la depredación a la que se ha sometido a los ecosistemas era y sigue siendo una emergencia: la casa de todo lo que habita el planeta se quema.
Nuestrs miembrs se pusieron a disposición de cubrir la Emergencia Climática desde sus territorios y al mismo tiempo hacia el exterior, entendiendo que es una realidad mundial y cada vez queda menos tiempo. Desde ahí quienes residimos en Santiago de Chile vimos qué podíamos cubrir desde nuestras poblaciones y desde el periodismo. Quienes habíamos llegado de las regiones veíamos qué urgencias cubrir de nuestros territorios y cómo podíamos conocer mejor los cientos de conflictos que atraviesan el país de norte a sur.
Hoy estamos frente al mayor estallido social desde, a lo menos, 1986. Este nos encontró como a todos, yendo de vuelta a nuestras casas con el estómago y los pies ardiendo de la rabia por una caminata obligada tras el cierre de las estaciones de Metro tras las jornadas de evasión masiva. Desde ese momento nos hemos envuelto en la vorágine de estos días porque somos un proyecto medioambiental y popular y sabemos que los primeros afectados de los mega proyectos son las comunidades de cada territorio; las mismas que han sido olvidadas por un sistema extractivista y generador de pobreza.
Los pobres somos y seremos los más afectados por los conflictos sociales, así como también de la realidad y las instituciones neoliberales e inhumanas que heredamos de la dictadura.
Ha despertado el país, se han corrido los cercos de lo posible y alrededor de ellos una vez más se ponen los cercos mediáticos. Desde acá los empujaremos con información desde las calles, y caerán.
