Con la llegada de la Semana Santa muchas familias se reúnen y celebran comiendo pescado y otros frutos del mar. En este contexto es que la ONG Sinergia Animal lanzó un e-book gratuito con 15 recetas en que los pescados, cangrejos, camarones y mariscos son sustituidos por vegetales y hongos.
El material con alternativas más sostenibles para esta tradición está disponible para descargar en este link.
Según un informe publicado en 2020, cerca del 70% de las pesquerías de Chile se encuentran colapsadas o sobreexplotadas. Uno de los peces más consumidos por los chilenos es la merluza; especie cuyas poblaciones se han visto notoriamente deterioradas en la última década. Con pocas señales de poder recuperarse.
“No necesitamos perdernos del sabor o la textura de los alimentos del mar con estas alternativas veganas. Pero sí dejamos de contribuir a problemas serios, éticos y ambientales. Las opciones son deliciosas y sorprendentes”, recalca Diamela Covarrubias, directora de Sinergia Animal en Chile.
La profesional recomienda algunos trucos comunes para estas recetas, como el uso de algas y otras especias para dar sabor; hongos o tofu para recetas “carnosas”; además de algunos ingredientes más novedosos, pero que se han vuelto populares en los últimos años.
“Lo que consideramos importante es que, justamente en la Pascua, en un momento en que celebramos la compasión, la gente actúe de forma coherente por medio de una alimentación que no cause sufrimiento a los animales” explica.
Semana Santa sin pescado
Actualmente se estima que hasta 2,3 trillones de peces son capturados de la vida salvaje cada año, y otros 167 billones de peces y 600 billones de crustáceos son sacrificados en granjas acuáticas.
Los anteriores son números que evidencian la vulnerabilidad ambiental de los océanos y manglares frente a la sobrepesca y los cultivos a gran escala. Y también una cuestión ética importante.
Descubrimientos científicos recientes demuestran que los peces son animales con capacidad de experimentar una serie de sensaciones y emociones, como dolor y placer. A pesar de esto, son criados normalmente en espacios hacinados e insalubres, para luego ser sacrificados de formas crueles, como por asfixia o desollados, y cortados vivos y conscientes.
“La buena noticia es que no necesitamos ser parte de esto para tener una alimentación saludable y sabrosa. La mejor forma de colaborar para la preservación de los ecosistemas marinos es ayudar a los animales acuáticos y dejarlos fuera de nuestro plato”, concluye Covarrubias.
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