Patricia Núñez, popularmente conocida como Patricia Dedos Verdes es una defensora ambiental chilena que ha dedicado su vida a la protección de la semilla. Ha peleado en la calle y la institución contra la frustrada Ley de Obtentores Vegetales y el recientemente firmado TPP-11.
Patricia Dedos Verdes denuncia nuevo ataque a su morada.
El 21 de febrero pasaron dos cosas fuertes para la familia de dedos verdes. A primera hora se publicó en el Diario Oficial la entrada en vigencia del tratado, sin consulta final al contralor, que le quitó el sueño la última década. Tras por lo menos ocho años de debate y 60 días del depósito en Nueva Zelanda, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico ya se hacía una realidad.
El segundo hecho fue el comienzo de tres noches que Patricia cataloga como “del terror” . Su familia vivió un fuerte hostigamiento a través de al menos cinco vehículos y el intento reiterado de ingresar a su casa por parte de sujetos no identificados.
Afuera del hogar de Patricia, en Conchalí, dos autos blancos se estacionaron durante varios días. Luego llegaron más: un furgón, una camioneta y motos. “Se estacionan y empiezan a dar vueltas, a dar vueltas. Todos esos días estuvieron así”, comenta la dirigenta. «Entonces dos personas llegan y pegan un cadenazo para poder entrar. Hicieron sonar la alarma de la casa y salieron corriendo. Luego se pararon de nuevo a fuera, se asomaban por el portón, movían el portón como tratando de abrirlo, intentaron entrar a lo menos cuatro veces estando notoriamente la casa con gente», denuncia.
“Fueron tres noches del terror. Yo no estaba acá, de repente los vecinos dijeron que estaba sonando mi alarma. Me llamaron”.
– Paty tu alarma suena, nadie la apaga, y estamos todos afuera y no sabemos qué pasa.
Adentro de la casa se encontraba la hija de Patricia, quien luego salió a conversar con las y los vecinos preocupados.
“Ahí activé la cuestión de Fiscalía y pedimos que vinieran a hacer rondas de carabineros a la casa. Las noches anteriores se llamó a carabineros, ellos dijeron que estaban en procedimiento, pero los vieron a unas cuadras detenidos sin luces, ni balizas encendidas». Lamentablemente, la activista denuncia que la policía hizo caso omiso de la orden y que la protección solicitada “nunca ha pasado. Yo no he visto a ningún paco. Hubo una orden de ronda policial por lo menos 2 veces al día, pero acá no han pasado los pacos. Pedí expresamente que si venían tocaran la bocina, pero no ha pasado. Tengo cámaras y no los he visto ni de día ni noche”.
Finalmente todo se «calmó». «Es el modo en que operan y durante años ha sido igual, cada vez que pasa algo importante, alguna votación, protesta, exposición etc. me amenazan u hostigan, entran a mi domicilio y hacen de las suyas sin recibir castigo alguno. Es de nunca acabar».
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