Villa Disputada es una comunidad de origen minero perteneciente a la municipalidad de Nogales, Quinta región interior. Desde 1988 respira la putrefacción que emana no solo de la planta de tratamiento de aguas servidas El Melón, sino también la proveniente de las autoridades regionales y municipales.
La planta comenzó a operar administrada por la Municipalidad, gracias a la gestión del alcalde designado Alfonso Vargas Lyng -actual Subsecretario para las Fuerzas Armadas-. Allí se expropió un sector de la villa para instalar una planta de tratamiento de aguas servidas colindante a las viviendas. Originalmente se construyó con una capacidad de 3 mil habitantes. A inicios del 2000 la planta colapsó al recibir tres veces más la cantidad de desechos estimada originalmente. El impacto de esta decisión y el nulo cuidado en la calidad de vida de sus habitantes ha sido profundo hasta hoy: contaminación de las aguas; infecciones; olores nauseabundos; plagas de insectos y roedores. La salud mental de la comunidad también se ha visto afectada durante generaciones, siendo su infancia y adolescencia la más estigmatizada bajo el burlesco apelativo de “niños caca”.
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Desde el año 2005, Villa Disputada se ha organizado sostenidamente para transformar y visibilizar esta realidad pese a la desidia y el aprovechamiento político. La actual alcaldesa Margarita Osorio Pizarro, quien va por la reelección, es un ejemplo reciente de ello. El 2016, en su primera campaña por la alcaldía, una de sus promesas fue la erradicación de la planta de tratamiento. En 2018 la SUBDERE otorgó más de 234 millones de pesos a la Municipalidad para la ampliación y modernización de las instalaciones. Sin embargo, el resultado fue la instalación de una malla plástica tipo raschel sobre los muros de la planta. De solución real o cumplimiento de promesas de campaña, nada.
¿Cuál es la situación hoy?
La actual alcaldesa está siendo investigada por cohecho y eventuales desvíos de fondos públicos, junto a otros funcionarios municipales de confianza. La planta continúa funcionando, pese a las multas cursadas al municipio, los fondos asignados aún sin rendir y el grave peligro que representa para la comunidad. Pese a todo, Villa Disputada continúa firme en su exigencia de erradicar la planta del territorio y restituirse para sí condiciones mínimas para el buen vivir: respirar con libertad, perder el miedo a beber agua contaminada y caminar sin ser discriminados por habitar en medio de la caca.
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